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2 de marzo de 2009

Obras en nuestra Sede Canónica

Fuente: Diario SUR
Del marrón al blanco. El interior de la iglesia de San Juan, una de las más antiguas de Málaga -su fundación está datada en la época de los Reyes Católicos-, está experimentando una transformación radical gracias a la obra que realiza el Obispado para completar las mejoras en la fachada y la cubierta que se realizaron en años anteriores con la colaboración del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía. Este periódico pudo comprobar el estado de los trabajos que realzarán la belleza interior de uno de los monumentos eclesiásticos más visitados en el Centro. San Juan encara la recta final de su restauración, que estará lista para la próxima Semana Santa. A priori, el cambio más llamativo es el del color del interior del templo. Del marrón y el beige se ha pasado al blanco y al gris, tonalidades existentes en la parroquia de Santiago. El arquitecto técnico director de la obra, Pablo Pastor, explicó que en la bóveda interior de la iglesia pudieron descubrir mediante catas que el color original era el blanco. «Algún párroco optó por pintar la iglesia con pintura al esmalte en tonos marrones, pero originalmente era blanca», señaló Pastor, quien detalló que, para imprimir la nueva capa de pintura, se han rascado a mano todas las bóvedas, de tal forma que no queden rastros de los líquidos de esmalte utilizados y que no dejan transpirar las humedades. Todo el zócalo del templo se ha saneado y se ha preparado para evitar la humedad mediante la inserción de taladros de un metro de longitud. Además, los revestimientos de mármol de los pilares de la nave central han sido desmontados uno a uno para su limpieza y saneamiento. Cada uno de los paramentos de mármol pesa unos mil kilos. «Los hemos puesto sobre unas planchas de plomo que evitarán el paso de la humedad del suelo», señaló el arquitecto técnico. Las piezas, diseñadas por el arquitecto de la Catedral Antonio Ramos hace tres siglos, ofrecerán un aspecto totalmente remozado.
Junto con la pintura y la sustitución de la instalación eléctrica del edificio, otra de las actuaciones más significativas desarrolladas en San Juan es la recuperación de las lápidas que dan acceso a las criptas existentes delante de cada una de las capillas del templo y que permanecían ocultas bajo el suelo. Como ya sucediera en San Agustín, se han vuelto a colocar en el actual pavimento de la iglesia -el cuarto de su historia, ya que hay otros tres debajo- para que puedan ser observadas por los visitantes. La mayoría de ellas están fechadas en las primeras décadas del siglo XVIII, coincidiendo con la reforma de la parroquia que le imprimió el aspecto que presenta actualmente. Los restos óseos que contienen las criptas se han mantenido en su misma ubicación. En algunas se conservaban las cajas metálicas con huesos de algunas familias de estirpe militar de la ciudad. Cuerpo arquitectónico A principios del siglo XIX, según los estudios de la profesora Rosario Camacho, se dota a la iglesia de un nuevo cuerpo arquitectónico para acoger el retablo. «Hemos descubierto los testigos de que antes era más corta, ya que el púlpito -desde donde predicaban los sacerdotes- se encontraba situado en el pilar anterior al que está ahora», precisó Pastor. En el siglo XVIII se ocultó el artesonado mudéjar con la actual bóveda, decorada con tallas de madera doradas. Aquella obra se hizo bajo el mandato del obispo Diego González de Toro (1726-1734), cuyo escudo aparece sobre la capilla que alberga el altar mayor.

La restauración de los canceles de madera y la limpieza general de los retablos completarán la puesta a punto del interior de San Juan, que ha realizado la empresa ORP (Obras y Restauraciones Picasso) con un presupuesto de unos 240.000 euros, para el que el Obispado confía en contar con la colaboración de la Oficina Municipal de Rehabilitación del Centro Histórico.
Además, junto a la capilla que ocupa la imagen del Cristo de la Redención, titular de la Archicofradía de los Dolores de San Juan, se habilitará un columbario que contribuirá a financiar las importantes reformas del templo y su mantenimiento, según explicó su párroco, Isidro Rubiales.

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